¿Cuál es tu propósito como maestro de
Educación Primaria?
Resulta evidente que, hoy día, la
figura del maestro es un elemento clave en el sistema educativo ya que ellos
influyen directamente en la forma de ser y actuar de los alumnos en un proceso
de enseñanza-aprendizaje que involucra tanto la razón como la sensibilidad. En
síntesis, constituyen un pilar de trascendental importancia puesto que se
encargan de construir el futuro apoyándose en su antesala -el presente-.
En este sentido, uno de mis
propósitos a tener en cuenta sería
encontrar la experiencia del alumnado, provocarla, depurarla, enriquecerla…
haciendo uso de los métodos más idóneos en cada caso, es decir, despertar esa
curiosidad natural e innata que el niño
posee para pulimentar su afán por descubrir y, de esta forma, poder ayudarle a
aprender en conjunto.
Asimismo, me gustaría establecer
una enseñanza ambientada en un proceso constructivo en el que el alumno no
acumule meros conocimientos de forma memorística o sistemática, sino que sea capaz
de relacionarlos con los que ya conoce, poniéndolos en práctica en la vida
cotidiana.
Todo eso es muy loable, pero hay
más; mucho más. Entre mis aspiraciones también se encuentra el conocerme a mí
mismo, realizar mi proyecto de vida atendiendo a las exigencias y siendo
consecuente con los principios que orientan la labor educativa, y es que
considero que vivimos en una época de falta de vocaciones en la que muchas
veces prima el encontrar un trabajo por encima de todo. Es por ello que aposté
por la educación, invirtiendo todo cuanto tenía para, dentro de unos años, poder
ser capaz de brindarles a los alumnos la mejor enseñanza posible.
Además, estimo necesario
establecer un buen ambiente de clase, y para ello, la herramienta más idónea no
es otra que la beneficiosa relación entre el docente y alumno, favoreciendo así
la transmisión de nociones básicas tales como la confianza o el respeto.
Finalmente, desearía ser un maestro abierto,
flexible, cercano, humilde, en suma, un buen maestro lleno de pasión y
entrega con capacidad para poder contagiar la experiencia de enseñar a los
alumnos.
¿Qué mejorarías o cambiarías cuando
llegues a ser maestro en un centro escolar?
En primer lugar, para responder
de la mejor forma posible a esta cuestión, se hace necesario ambientarnos en el
contexto en el que actualmente se encuentra inmerso nuestro sistema educativo.
Su situación no es la más favorable que digamos, de hecho está bajo mínimos. Y
eso es un problema, quizá uno de los más graves de nuestro país, es decir,
cuando los vientos eran favorables no se invirtió en educación y ahora con la
crisis…
A lo largo de mi etapa como
estudiante he conocido (y me sigo encontrando) a muchos buenos profesores.
Trabajan con escasos medios supliendo las carencias a base de entusiasmo; son
héroes cotidianos. Deberíamos apoyarlos incondicionalmente, pero no lo hacemos.
Da qué pensar, ¿verdad? Es indiscutible, lo principal que cambiaría sería la
clásica concepción que la sociedad tiene del maestro, esa imagen infravalorada
y de escasa autoridad que se mantiene inamovible a toda costa. Urge desenmascarar
la verdadera función e identidad de los docentes puesto que realmente
configuran una pieza fundamental, una pieza de vital importancia que no debemos
menospreciar.
La escuela debería ser un espacio
horizontal formado por los docentes, el alumnado y las familias integradas en
el entorno, con suficiente autonomía para adaptarse a las necesidades de cada
comunidad. Dicho esto, lo que yo cambiaría del centro escolar sería el
concederle más voz a los alumnos puesto que ellos también ofrecen visiones muy
ricas y variadas que pocas veces se tienen en cuenta. Escuchar al alumnado
denota cambiar la forma de interactuar de los docentes con los estudiantes,
significa hallar formas de involucrar a estos últimos de un modo más activo, y
es que enseñar e acción, si no se produce esa acción nos encontramos ante un
simple discurso, una baladí clase magistral que eclipsa la implicación de los
alumnos.
¿Crees que en esta asignatura vas a
aprender contenidos y desarrollar competencias que te permitan abordar
esas mejoras?
Por supuesto, como futuro maestro
deberé tener muy presente que los materiales y los medios son capaces de llamar
la atención de los niños, de despertar su curiosidad. Creo que la organización
escolar me va a ayudar a contribuir con los objetivos de aprendizaje de los
estudiantes, haciendo una buena utilidad de los recursos de los que dispone un
centro educativo y fortaleciendo así la función directiva, encauzándola hacia
la eficiencia y la efectividad.
Es importante, por tanto, de
disponer de un amplio repertorio de diversas estrategias metodológicas para
después, en la práctica, poder hacer uso de unas u otras en función de la
actividad y de los objetivos que se pretenden conseguir, sin olvidarnos de las
competencias de cada niño; siempre hay que tener en cuenta que ningún alumno
será igual que otro y, en consecuencia, debemos ser conscientes de que no todos
aprenderán homogéneamente de igual manera.
De esta forma, no siempre tenemos
que redimirnos al libro de texto, sino que debemos ir más allá, investigar
nuevas fuentes de educación y transgredir el planteamiento tradicional y
coactivo que suponía esa enseñanza reglada si retornamos la mirada unas décadas
atrás.
Aun así, no podemos olvidar que
no todo depende de los recursos de los que dispongamos. ¿Sabéis cuál es el
secreto del éxito de un buen sistema educativo? ¿Pizarras electrónicas? ¿Ordenadores
de última generación? ¿Mejores instalaciones? No, nada de eso. La piedra
angular de todo sistema educativo es el profesorado junto con sus alumnos.
En conclusión, esta asignatura me
aportará grandes contenidos que serán de gran utilidad para promover todas las
mejoras mencionadas anteriormente, pero para ello hay que luchar. Luchemos por
la mejor educación pública posible. O bien conformémonos con ser un país de
quinta fila atestado de mediocres. Nuestros políticos ya se han inclinado por
esa segunda opción; ¿se lo vamos a consentir?